nonemile

21 diciembre 2007

Impulsos

Era la noche más fria del invierno y yo solo pensaba en llegar a casa y enterrarme bajo las mantas. Silbaba una cancioncilla de Pink Floyd que habíamos estado comentando en la cena, y mis ojos humedecidos gracias al alcohol, no acababan de cerrarse. Al llegar al cruce, dos calles antes de mi casa, el mismo dilema de cada día era lo único que enturbiaba la alegre melodia en mi cabeza, y otra vez más me arriesgué a cruzar el parque. Una vez dados los primeros pasos, vi una sombra al otro lado de la plaza, y como siempre, mis sentidos se pusieron en guardia, no le quitaba los ojos de encima, y se iba acercando, dejó de ser sombra para convertirse en un tipo, el tipo se conviertió en un joven que no estaba mal, y cuando me quise dar cuenta estabamos a dos metros mirándonos fíjamente sin dejar de caminar, sus ojos me atravesaron y los mios le perfilaron al detalle, al cruzarnos, algo parecido a un click metálico sonó en mi cabeza y me giré, él también se habia girado, frenamos casi al mismo tiempo, y dos segundos eternos concentraron nuestra indecisión, si fué él o fui yo, nunca podré determinarlo, pero acto seguido nos devorábamos en mitad del parque, a tientas con la soledad de la noche, buscando un punto de apoyo que nos confirmara que estaba pasando de verdad, un banco fué el testigo, derretimos la helada de madrugada, empapando nuestras ropas de sudor y rocío, despojándonos de lo justo y necesario para poder progresar en los torpes pero ardientes movimientos que nuestros cuerpos decidieron, y por una vez, nuestras mentes no pudieron retener.
Y al dia Dios dirá, porque a la noche dijimos nosotros.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

qué guarrona estás hecha!

vaya conciertazo que te perdiste ayer... xo te lo perdono xk eres una curranta :)

1bso

Reich.

5:33 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home